El embarazo agrava la miopía mientras resta dioptrías a la vista cansada
Todo lo que quieres saber sobre los problemas de visión de las futuras mamás durante los meses de gestación
Durante el embarazo, los problemas de visión, especialmente la miopía, pueden experimentar cambios. Eso quiere decir que no le ocurre a todas las embarazas en general pero es recomendable un control rutinario durante los meses de gestación y después del parto. En algunos casos estos cambios pueden ser beneficios como el hecho de que disminuya la vista cansada o, por en contrario, que se agrave la miopía, es decir, la visión de lejos. Aunque en líneas generales, la tendencia en el embarazo es a acentuar la miopía, lo que beneficia a la hipermetropía. Asimismo, el glaucoma suele mejorar durante el embarazo, por la acción beneficiosa de las hormonas. En casos excepcionales, los esfuerzos de un parto vaginal pueden provocar un ligero aumento, pero no es habitual.
Según el doctor Nabil Ragai, jefe médico del Servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Marbella y San José (Madrid), la miopía es el defecto de visión que más puede verse afectado por el embarazo y el parto. Nabil incide en que generalmente, “se produce un ligero incremento (entre media y una dioptría) durante el embarazo”. La causa de este aumento está en la retención de líquidos que se produce durante la gestación, por la acción de las hormonas. Esta retención de líquidos también afecta al ojo y se cree que produce un aumento en el grosor de la córnea y del cristalino, que modifican su curvatura.
Esta mayor curvatura también puede afectar a mujeres no miopes. De hecho, un buen número de mujeres aseguran que su vista empeoró durante el embarazo.
En la mayoría de los casos, el cambio en la curvatura de la córnea es transitoria, por lo que no se recomienda modificar la graduación de las gafas. Después del parto y tras los primeros meses de lactancia, suelen volver al mismo estado que antes del embarazo, al producirse un descenso de dos hormonas: progesterona y relaxina.
Sin embargo, en algunas mujeres el aumento se mantiene después del embarazo. En este punto, el doctor Nabil aclara que esta proporción guarda relación con el número de dioptrías que se tenía al inicio de la gestación. “Cuanto más alta fuera la graduación anterior, más probabilidades se tiene de que el aumento de dioptrías no sea reversible”, resalta.
Uso de lentillas, si o no
Siguiendo las dudas que pueden suscitar en cuanto a la salud ocular durante el embarazo no podemos dejar de lado el hecho de si debemos o no, usar lentillas durante estos meses de gestación.
Durante estos meses, explica el doctor Nabil, las hormonas del embarazo pueden modificar la calidad de la lágrima, además del engrosamiento de la córnea. Esto puede producir una relativa intolerancia a las lentes de contacto. Es recomendable, en estos casos, cambiarlas por las gafas hasta el final del embarazo. Y evidentemente, por ello, tampoco no se considera la gestación un momento adecuado para dejar las gafas y pasar al uso de las lentillas.
Los riesgos en el parto
En algunas mujeres embarazadas afectadas de miopía, la retina puede estar dañada. Estas afecciones se dan sobre todo en miopías acentuadas, de 6 o más dioptrías, aunque en casos excepcionales, pueden darse también en mujeres con menos dioptrías. Para detectar este riesgo, el doctor Nabil hace hincapié en la necesidad de “realizar una exploración del fondo de ojo, un examen rápido, no invasivo y seguro, sin efectos para el feto”.
“Con la dilatación de la pupila mediante unas gotas se pueden detectar cambios vasculares en el fondo de ojo y se estudia la periferia de la retina para comprobar si existe alguna lesión o desgarro, o si hay alguna zona que pueda presentar algún riesgo”, detalla al máximo el doctor Nabil.
En caso de detectarse algún riesgo, la membrana periférica de la retina puede romperse y se corre el riesgo de que, con los esfuerzos de un parto vaginal, se produzca una hemorragia ocular o un desprendimiento de retina. Pero la situación puede evitarse. Así, si se detecta un desgarro en la retina, éste puede sellarse con láser antes del parto, un láser seguro, que no tiene efectos para el bebé. Si se trata de una retina deteriorada se pondría en conocimiento del obstetra para programar una cesárea.
Son situaciones poco común. “En la mayoría de los casos el estado de la retina no presenta problemas, aunque la graduación sea alta, y no afectará al desarrollo del parto”, tranquiliza el doctor Nabil.
Controles después del parto
Después del parto, el doctor Nabil, jefe médico del servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Marbella y San José (Madrid), indica que será necesario realizar un control para comprobar cuál ha sido la evolución de la miopía. En el caso de graduaciones altas, el control debería realizarse en los 10 días posteriores al parto. En el resto de situaciones, si no se han producido complicaciones, la revisión deberá realizarse a los 3 meses, o una vez que haya finalizado la lactancia materna, para volver a graduar la vista y comprobar el estado de la retina.